PALABRAS VACÍAS: ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA

bla-blaEl otro día leí una entrevista al arquitecto británico Kenneth Frampton, autor del libro Una historia crítica de la arquitectura moderna, donde manifestaba que el coche era el invento más apocalíptico de la historia, considerándolo un arma de destrucción más potente que la bomba atómica, pese a que sus efectos, más silenciosos y dilatados en el tiempo, no se aprecien a primera vista. Con independencia de que se pueda estar más o menos de acuerdo con semejante afirmación y que, aparentemente, todo apunte a que nos hallamos ante una exageración, lo cierto es que, en ocasiones, lo que consideramos  completamente inofensivo e inocuo puede producir a la larga efectos perturbadores de difícil o imposible reparación.

Para mí, un ejemplo de ello sería el mal uso de las palabras, conceptos que, por su reiterada utilización de forma banal e inapropiada, terminan por desembocar en un vacío de su contenido que solo conduce a la desconfianza de quien los escucha. En el lenguaje político es muy habitual oír a quienes se consideran nuestros líderes o representantes utilizando expresiones como “interés general”, “interés público”, “regeneración democrática”, “libertad”, “justicia”, “honorabilidad” o “cambio” cuando, sin embargo, la mayor parte de la gente percibe que, bajo esas palabras tan atrayentes, se esconde un interés partidista, una regresión democrática, menor libertad y justicia, corrupción y más de lo mismo. Acostumbrados a oír conceptos vacuos, nos hemos inmunizado utilizando como única medicina el desinterés, la decepción o el pasotismo.

Existe un proverbio hindú que dice que con las mentiras se puede llegar muy lejos pero que nunca se podrá volver al punto de partida. Cuando se pierde la credibilidad, recuperarla es complicado, por no decir inviable. La gran separación que existe entre los políticos y la sociedad se debe, en gran medida, a una total ausencia de crédito en las afirmaciones de buena parte de ellos, como consecuencia de la enorme distancia que se abre entre su discurso y sus actos, entre los términos que utilizan como bandera y lo que realmente sus políticas y decisiones reflejan. Esa grave patología provocada por las palabras vacías se comporta como un cáncer que se extiende lentamente, en ocasiones sin darnos cuenta, pero cuyos síntomas salen a la luz cuando a veces es demasiado tarde. La casta política lanza términos que significan una cosa y la contraria, que sirven igualmente para convencer a quienes defienden una postura que para agradar a quienes avalan la contraria. No debe extrañar que los ciudadanos, con el uso por parte de esa clase política de genéricos excesivamente laxos para no ofenderles el oído sin atreverse a hablar honestamente, termine por darle la espalda, hastiado un lenguaje tan banal que no se traduce en claridad de hechos.

De todas formas, este problema trasciende a la esfera política. En general, en nuestras relaciones personales y profesionales tendemos a vaciar las palabras de significado por medio de generalizaciones, vulgarizándolas, manipulándolas y haciéndoles perder finalmente su sentido. Así, también provocamos en quienes las escuchan un efecto similar al que los políticos producen en su electorado. Con este lenguaje todo es ambiguo, interpretable e inseguro. Deberíamos ser más rigurosos con el uso de la lengua y más honestos con los conceptos que utilizamos. Asimismo, resulta imprescindible que seamos más exigentes con quien nos habla y exigirle que lo que dice tenga el significado literal que le corresponde. De lo contrario, terminaremos por acostumbrarnos a la mediocridad, al todo vale, al da lo mismo ocho que ochenta y, a la postre,  las palabras vacías serán otra arma de destrucción masiva aunque, en este caso, lo destruido no sea el medio ambiente o una edificación sino algo tan básico como la confianza.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de privacidad, pinche el enlace para mayor información.PRIVACIDAD

ACEPTAR
Aviso de cookies