Monthly Archives: julio 2013

LA JUSTICIA QUE QUEREMOS Y LA JUSTICIA QUE TENEMOS

blindjustice1En una escena de la película de Oliver Stone “J.F.K.: Caso abierto”, el actor Kevin Costner manifiesta: «Cuando éramos niños, creo que la mayoría de nosotros pensábamos que la Justicia era algo automático, que la virtud era ya una recompensa en sí, que el bien triunfaría sobre el mal. Pero con el paso del tiempo aprendemos que eso no es verdad. Cada ser humano debe crear la Justicia, y eso no es fácil, porque a menudo la verdad es una amenaza para el poder. Y luchar contra el poder conlleva grandes riesgos». Pocas secuencias cinematográficas resumen mejor la esencia y los problemas de dicho concepto, tan básico y elemental para un Estado democrático y constitucional.

Es así. Desgraciadamente, la Justicia no es automática, ni se imparte desde el cielo de forma divina, ni se impone inexorablemente de manera inalterable. Muy al contrario, es una idea que los hombres tienen que construir. No se trata de un objetivo que se alcance un buen día y que nos acompañe indefinidamente. En absoluto. Se debe luchar por ella a diario. Y, puesto que es una creación humana, lo primero que debemos preguntarnos las personas es qué Justicia queremos. Estoy convencido de que la mayoría de los ciudadanos defienden un modelo muy similar, que incluya unas leyes justas, equitativas y lógicas aplicadas ecuánimemente por unos tribunales independientes, responsables y profesionales. Sin embargo, también tengo la impresión de que dicha población no percibe que la realidad se asemeje mínimamente a sus expectativas. La sensación generalizada es que existe una Justicia de primera clase y otra de clase “turista” y que el Poder Judicial está atenazado desde las más altas instancias del Estado. Y no es para menos.

INTERNET E INTIMIDAD: UN OXÍMORON MÁS

imagesEl debate sobre el derecho a la intimidad en internet ha centrado buena parte de la atención de los medios de comunicación a raíz de las declaraciones de Edward Snowden, antiguo empleado de la CIA, sobre las prácticas de  Estados Unidos en relación al espionaje. El uso masivo de la red por los ciudadanos, así como la facilidad de acceso y difusión del mismo (ni siquiera hace falta un ordenador, basta con un teléfono móvil) y el aumento significativo de las formas de comunicación a través de dicho medio (chats, blogs, correos electrónicos, etc…) han dado lugar en apenas unos años a una tremenda transformación. Sin embargo, los usuarios parecen no ser conscientes o, simplemente, se niegan a serlo, de la fragilidad que el mundo virtual implica en lo referente al secretismo y a la opacidad de las conversaciones y mensajes que enviamos con el simple gesto de presionar una tecla.

Todos los Gobiernos (no sólo el estadounidense) apelan a la necesidad de establecer sistemas de control y vigilancia como un pequeño peaje en beneficio de la seguridad mundial. El propio Obama, después de reunirse con el primer mandatario chino Xi Jinping, afirmó que dichos programas «nos ayudan a prevenir ataques terroristas» y que habían sido revisados por su equipo de asesores, por el Congreso y por el Poder Judicial. El presidente norteamericano manifestó que «no se puede tener cien por cien privacidad y cien por cien seguridad» y aseguró que se ha conseguido «el equilibrio adecuado» entre ambos derechos.

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