Monthly Archives: junio 2014

Presentación de la novela «El amor y otras vías de escape» en Santa Cruz de Tenerife

Portada_elamoryotrasviasEl jueves 26 de junio, en el Casino de Santa Cruz de Tenerife, a las 20:30 horas, presento en Tenerife mi novela «El amor y otras vías de escape». Me acompañarán en el evento el periodista Zenaido Hernández y el periodista y crítico cultural Eduardo García Rojas. Tras participar en las Ferias del Libro de Santa Cruz de Tenerife y Madrid comparto con todos vosotros mi segunda novela, editada por la editorial Verbum. Hablaremos del libro, de literatura, en un acto en el que también se dará la palabra al público. La entrada es libre y gratuita. Os espero.

 Podéis encontrar más información sobre el libro en mi web http://www.gerardoperez.es/el-amor-y-otras-vias-de-escape/

Qué esperar del nuevo monarca (y qué no)

discurso-rey--644x362Formalizado el cambio en la Jefatura del Estado, procede ya mirar hacia el futuro. En este clima de crisis económica que alcanza a otros ámbitos institucionales, sociales y políticos, son muchas las voces que se alzan proponiendo ideas, o más bien deseos, sobre cómo debe afrontarse esta nueva etapa de la Historia de España. Ante este aluvión de manifestaciones y proclamas, conviene tener bien presentes algunos principios básicos y elementales del constitucionalismo y de las monarquías parlamentarias, para no confundir conceptos ni aspirar a objetivos imposibles.

A estas alturas, he escuchado numerosas declaraciones sobre la pretensión de que Felipe VI impulse -prácticamente, lidere- las reformas esenciales que precisa España para modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos. Peticiones sobre la mejora de la calidad democrática, la transparencia e, incluso, el denominado «Estado del bienestar», se le acumulan al nuevo monarca. A este respecto, es preciso aclarar que, por definición, un rey desempeña una serie de funciones tasadas y simbólicas, generalmente de cumplimiento debido y no discrecional, que no le permiten llevar adelante ninguna iniciativa en cuanto a las decisiones de carácter político y normativo de la Nación. Podrá, en su caso, mantener un tratamiento más cercano con la prensa, multiplicar el número de actos de su agenda o dar una imagen más afable pero, por definición, no debe entrar en ningún otro terreno. De hecho, su posición de neutralidad se lo impide y le sitúa al margen de las estrategias de los partidos, inmune a las periódicas convocatorias electorales y apartado de la toma de decisiones. En otras palabras, si queremos un Jefe del Estado que impulse programas de actuación, leyes y una participación activa en la misión de cambiar la sociedad, no queremos un monarca.  

NO ES LA LEY QUE SE ESPERABA

congreso-de-los-diputadosCuando se anunció que el Rey Juan Carlos I de Borbón abandonaba la Jefatura del Estado, fuimos muchos quienes denunciamos lo esperpéntico de que en nuestro país no estuviera regulada la institución de la Corona y que, por ende, tampoco existiera regulación alguna sobre las abdicaciones, las renuncias y el resto de acontecimientos asociados a la Familia Real española. Esa norma prevista en el artículo 57.5 de nuestra vigente Carta Magna se ha relegado legislatura tras legislatura desde 1978, como si los sucesivos gobiernos y el conjunto de grupos parlamentarios que han asumido responsabilidades durante más de tres décadas no entendieran como prioritario o, siquiera, como mínimamente importante, dicho mandato constitucional de legislar la institución. Pero, una vez conocida la retirada del monarca, comenzó a circular la noticia de la tramitación urgente de esa ley, que ha estado en el olvido durante tantísimo tiempo. De hecho, a las pocas horas, el proyecto de Ley Orgánica ya estaba sobre la mesa.

Sin embargo, y tras proceder a la lectura de su contenido, la decepción ha sido mayúscula por dos razones de peso. La primera, porque no da cumplimiento a la orden constitucional expresada en el artículo 57.5. Y la segunda, aún peor, porque desnaturaliza la esencia misma de lo qué es una ley, limitándose sus escasas palabras a solemnizar lo obvio y a convertir un hecho en norma. Se trata pues de la enésima demostración de que, cuando la prisa y la precipitación impulsan la redacción legislativa, el resultado suele rozar el esperpento.

Firma de libros en la Feria del Libro de Madrid

Portada_elamoryotrasviasEl próximo 6 de junio, entre las 11:00 y las 14:00 horas, firmaré ejemplares de mi segunda novela «El amor y otras vías de escape» en la caseta número 329 de la Feria del Libro de Madrid, de la editorial Verbum. Si estáis en la capital de España ese día, y queréis hablar de literatura y vivir una mañana repleta de cultura en el Paseo del Duque de Fernán Núñez, en los  Jardines del Buen Retiro, os espero. Estaré encantado de compartir ese momento con vosotros.

UNA ABDICACIÓN PREVISIBLE PERO QUE COGE A TODOS POR SORPRESA

140602_juancarlosicoronaLa noticia de la abdicación del Jefe del Estado ha cogido por sorpresa a muchos, entre ellos a nuestro propio ordenamiento jurídico, dado que no existen normas que regulen y desarrollen esta situación contemplada en la vigente Constitución. Así, en el artículo 57.5 de la Carta Magna se establece que “las abdicaciones y renuncias y cualquier duda de hecho o de derecho que ocurra en el orden de sucesión a la Corona se resolverán por una Ley Orgánica”. También en el 74.1 se proclama que, pese a que nuestras Cortes Generales se dividen en dos Cámaras (Congreso de los Diputados y Senado), ambas se reunirán en sesión conjunta para ejercer las competencias relativas a la Corona. Pues bien, ni la Ley Orgánica a la que se hace referencia ni la regulación de esas sesiones conjuntas de las Cámaras existen a día de hoy, porque en los más de treinta y cinco años transcurridos desde 1978 nadie ha impulsado la aprobación de ambas normas.

Pese a ello, ni la abdicación en sí misma ni la persona llamada a la sucesión ofrecen ninguna duda. El Jefe del Estado puede abdicar y el sucesor será su hijo varón. Es cierto que esa preferencia del género masculino ha sido muy criticada. De hecho, durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se envió al Consejo de Estado una propuesta de modificación constitucional para eliminar la discriminación por razón de sexo. Sin embargo, dicho órgano consultivo emitió un dictamen al respecto aunque la iniciativa cayó en el olvido y nunca salió adelante.

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